martes, 3 de noviembre de 2015

2012 - Intervenciones repatriadas


Después de todo, yo tampoco puedo escapar de los placeres sencillos. Cuando me miraba, solo pensaba en dejarme llevar. No existía el tiempo. El pasado se borraba, el futuro nunca llegaba.Recordar como había empezado todo me involucraba aún más, y hacia mucho más difícil alejarme. Un bigote y unas simples patillas, que sacadas de contexto adornarían a cualquier prócer, a él le daban ese condimento que lo hacía, a mi pesar, tan irresistible.
 Nunca voy a olvidarme de la charla en la cual la historia se dio vuelta y, por primera y creo que ultima vez, tomé el control de la situación. Se rompió el hielo de una manera muy extraña, comentando anécdotas sin sentido. Luego de un largo y casi eterno silencio, comenzó a balbucear algo. Luego aclaró la voz y mirando para cualquier lado, como con miedo de expresar lo que le pasaba, dijo: – Quiero que “esto” llegue a algún lado.
Ya todo no dependía de él, sino de mí. Me había pasado la papa caliente, y yo la pasaba de una mano a la otra para no quemarme.En ese momento, lo más lejano en mi mente era una respuesta coherente a esa situación en la que me ponía, lo único que podía ver era una lluvia de imágenes de un futuro demasiado abstracto y atemporal. Y entonces caí en cuenta que quizás eso que me encandilaba ahora,en este supuesto presente, no era lo que en realidad quería para mi…

¿Cómo podría seguir mi vida sin mi perro? Era en lo unico que pensaba esa fría mañana de Junio.Mes que nunca me demostró nada, era sólo un mes de transición. Luego de esa mañana, además, era un mes que era preferible olvidar. Se hicieron las siete, mi papá me despertó, me levante, y fui a verlo.Pude haberme ido sin hacer ni decir nada. Igualmente, me acerque, lo acaricié, jugamos como nunca, con lo poco que él podía moverse, porque ya no tenía otra salida. Sentí todo su amor junto, y le demostré todo mi amor en cada caricia. Muchas veces decimos que tenemos que disfrutar las cosas como si fueran las últimas, esa vez yo sabía que eran las ultimas. Esa mañana fue dolorosa, pero el dolor más grande que sentía era por la resignación.

Sin embargo, a los sesenta y seis años de casados, el cáncer volvió, otra vez en ella y él se enfermó…
Ella no pudo con la lucha, y se la llevó. Él agravó con su partida, y en poco tiempo murió.
Entonces la casa quedó sola. Sus hijos, Mariana, Julián y Tomás, no querían acercarse. Cada rincón hacia recordar a los miles de momentos, y por sobretodo al sufrimiento de sus padres en su ultimo tiempo. La casa se veía muy deteriorada, por el paso del tiempo, y porque había sido dejada de cuidados hacía ya mucho.
Fueron a ver la casa para decidir que hacer con ella.
Las plantas del jardín de su madre,que siempre habian estado llenas de colores y servía para enmarcar a una selva cuando eran chiquitos, estaban cubiertas de yuyos. La enredadera de la galería, que los cubría del sol en las tardes de verano con mucho calor, estaba seca. El pasto crecido y abandonado. Un arco, que alguna vez sirvió para levantar ahí mismo un estadio de futbol imaginario, tenía las maderas comidas por el sol y por los años .
Mariana, la hermana mayor, junto con Julián,el siguiente, propusieron que lo mejor sería venderla, dejarla atrás, que todo el arreglo que necesitaba la casa iba a costar muchísimo dinero y que no valía la pena. No quedaba ninguno viviendo en el pueblo, todos se habían ido a otros lados, a ciudades grandes, tenían otro ritmo de vida, y la idea de tener que mantener una casa más solo por un par de recuerdos no merecía ni gastar un poco de tiempo, los recuerdos quedaban en las fotos y ya.
Tomás, el más chico, no tenia nada que perder. Su vida no era como la de sus hermanos, nunca se había sentido igual a ellos. Se llevaban muchos años, él veía a sus hermanos como grandes profesionales, con sus metas realizadas. Por su parte, había decidido tomar la vida de manera más relajada. O quizás la vida se le había presentado así. Entonces decidió hacerse cargo de la casa.De ahí en adelante, su vida iba a dar un giro, un nuevo cambio, un movimiento que lo quitó de su aburrida rutina cotidiana que no lo llevaba a ningún lado…


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